Destacada participación de Galo Cabanilla en el foro internacional “¿Hacia Dónde Va Colombia?”

A puertas de elegir un nuevo gobierno la gran interrogante es qué necesita realmente Colombia* Pero para responder adecuadamente se requiere de analizar la coyuntura económico social del país, lo que ha sido analizado por nuestro Instituto de Geopolítica, Gobernanza, Democracia y Seguridad Global, como un aporte que contribuya a consolidar la seguridad regional y a encontrar soluciones a los problemas comunes entre los países vecinos.

Colombia es una nación que se encuentra en el camino de una pronta reactivación económica luego de la pandemia. En el primer trimestre de este año la economía colombiana ha crecido en 8.2%, ubicándose como la tercera más alta dentro de los países que integran la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), organización que incluye a grandes potencias económicas del mundo. Y se ubica después de Portugal, con un 11.9%, y el del Reino Unido con un 8.7%, según reporte de la DANE (Dirección Nacional de Estadísticas). Esto demuestra cuán importante y fuerte es la economía de esta nación. Su economía mantiene un crecimiento sostenido. El producto interno bruto de Colombia en el 2021 creció un 10,6% respecto a 2020. A esto se suma que Colombia demuestra ser un país atractivo para la inversión extranjera directa, por la seguridad jurídica que ofrece. Está entre los mejores países para traer flujos de capitales, ubicándose entre los mejores destinos con respecto a la OCDE. Colombia está entre los 20 países de los 38 miembros de esta organización, con un total de US$9.402 millones de inversión extranjera y un aumento de 26% con respecto al año anterior. Entre las economías de la región, Colombia está detrás de Brasil, que tuvo una IED por US$50.367 millones, la cuarta más alta a nivel mundial, y de Chile, con US$15.252 millones. Pero está encima de la inversión que llegó a Argentina (US$6.534) y a Costa Rica (US$3.324 millones), que tuvieron incrementos de 63% y 89%, respectivamente. Inversión extranjera en Colombia creció 78,6 % en abril de 2022, lo que refirma su potencial para poder duplicar los flujos en los próximos años. Pero para esto se requiere fortalecer la seguridad jurídica y la transparencia, característica del sistema jurídico colombiano. Asimismo, debe prevalecer la libertad empresarial, dentro del marco de la economía de mercado. En cuanto a su comercio exterior, Colombia es el tercer socio comercial de bienes de Estados Unidos en Suramérica, mientras que EE.UU. es el principal comprador de los bienes y servicios que exportamos y uno de los mayores inversionistas en Colombia. Si bien a marzo 2022 se registró un déficit acumulado en su balanza comercial, de US 4307 millones, puede argumentarse que se debió principalmente al incremento de importaciones de bienes de capital, como maquinarias, transporte, lo que demuestra que es un país en vías de rápida reactivación productiva. En lo referente a su política exterior, Colombia debe profundizar su participación responsable y proactiva en la escena internacional, y especialmente en los escenarios multilaterales, en defensa de la estabilidad y la seguridad internacionales. Liderando, si es posible. Esto requiere de contribuir a la construcción colectiva de respuestas oportunas, pertinentes y adecuadas frente a los grandes desafíos globales, mediante la creación de instrumentos óptimos de gobernanza global y regional. Aún queda mucho por hacer en cuanto a los indicadores sociales. Según el censo de 2020, en Colombia hay 3,55 millones de personas nuevas en situación de pobreza. Esto, teniendo en cuenta que durante 2019 había 17,5 millones de personas en esta condición, cifra que se elevó a 21,02 millones de habitantes. En ese año, la pobreza llegó al 42,5% de la población. En lo referente a la educación, aún hay que facilitar las vías de acceso a la educación superior y mejorar la educación básica. De acuerdo con un informe gubernamental, las causas de deserción escolar se registran en i) estudiantes en las sesiones de la tarde; ii) los conflictos; y iii) y las tasas de fertilidad de niños y adolescentes. Esto requiere de medidas urgentes acorde con cada uno de estos casos. Por ejemplo, la jornada única, fortalecer la seguridad interna y una campaña educativa en zonas más afectadas, que prevenga esas elevadas tasas de fertilidad en los niños y jóvenes. Colombia debe aún cumplir con su meta de convertirse en el país “con la mayor educación” en América Latina. Por último, hay que eliminar las disparidades urbano-rurales, adecuando la infraestructura tecnológica para la educación. En lo que respecta a la Salud, es necesario garantizar un marco robusto que incluya el uso de tecnología de punta, para lo cual requiere de una regulación adecuada. Esto se traducirá en la manufactura de medicinas a bajo costo de producción y precios de venta acordes a la situación económica de los hogares. Podríamos resumir que Colombia requiere urgentemente de generar oportunidades para todos. Esto se logra con: racionalización del gasto público; fortalecer la educación y generar plazas de empleo. Hay que garantizar esto a las nuevas generaciones para que tengan un sistema de calidad, y así mejorar su calidad de vida y aportar al desarrollo de la nación. A esto, se suma el apoyo a la creación y consolidación de las empresas en un marco de libre mercado. Recordemos que el mundo enfrenta grandes impactos económicos a causa del conflicto ruso-ucraniano, que puede debilitar algunas economías latinoamericanas. Primero, por la política monetaria de su principal socio comercial, los Estados Unidos; la posible reducción de las importaciones de ese país desde Colombia (lo que aumentaría los desequilibrios externos) con un impacto muy fuerte en el peso colombiano. Se requerirá entonces de implementar las medidas adecuadas para mitigar esos impactos y consolidar un crecimiento de la economía que conduzca a la prosperidad económica y social. El panorama político colombiano se muestra complejo y polarizado. Se aproximan unas elecciones que han radicalizado los dolores de los colombianos y sus sombras. Pareciera que la derecha y la izquierda se muestran como dos modelos totalmente opuestos y excluyentes que niegan toda posibilidad hoy a las opciones de centro. A las reales opciones y posibilidades de un centro. Cada Iado de esta polarización (derecha o izquierda) presenta sus temores frente al otro. Cada lado le señala las sombras al otro. Y cada lado acusa de crímenes, maldades y pecados al otro. Cada Iado de esta polarización anuncia la catástrofe de un gobierno del otro frente. Y los colombianos hoy tratan de asumir cuál es su bando, cuál es el Iado que le puede dar alguna esperanza y cuál le resultará menos mal. Colombia elegirá presidente una vez más desde el miedo y desde el pesimismo. Ninguna opción a la presidencia de Colombia representa hoy un imaginario realmente optimista, inspirador o lleno de esperanza. Todas las propuestas de hoy llevarán a los colombianos a votar desde el miedo. Un país lleno de miedo. Los colombianos están evaluando realmente cuál presidencia podría hacer perder menos, con cuál presidencia habría menos dolor. No hay una propuesta política que inspire. Los partidos políticos se han desdibujado y han perdido su representatividad programática y su capacidad real de movilización para estas elecciones. Los partidos políticos no se están moviendo en torno una planificación de largo plazo que le muestre a los colombianos una propuesta de largo aliento. Colombia vive cada elección como un momento decisivo, como un momento coyuntural. Cada vez que se va a elegir presidente los colombianos piensan que se vota esta vez para superar una crisis y que luego ya se seguirá en una nueva realidad para avanzar de largo aliento. Pero eso no pasa, Colombia sigue en casa elección presidencial la misma fórmula de votar por miedo para superar la coyuntura del momento. El acuerdo de paz es un gran divisor de los colombianos o por lo menos de los líderes que guían a los colombianos. Las generaciones más jóvenes no parecen comprender del todo la Colombia previa al acuerdo de paz y menos aún la Colombia de previa a la seguridad democrática. Las generaciones mayores no parecen comprender del todo la Colombia que quisieran vivir los jóvenes que hoy caminan las calles. El narcotráfico se ha fortalecido y contrario a lo que muchos piensan sigue como una sombra de poder pudriendo todo y definiendo el rumbo de muchas cosas, que al final, de un modo u de otro inciden en las elecciones.